Hace un año que me dejó, y aunque ya había dejado de llorar y de espiarle en las redes sociales, no había podido salir con nadie desde entonces. Cuando estaba punto de sentir algo, siempre volvía su recuerdo y me impedía continuar.
Hubo un hecho definitivo que me ayudó a avanzar, la magia.
Un día, cuando pasaron 3 meses de la ruptura y yo seguía por la vida intentando superarla, volvía de la universidad y cuando estaba llegando a mi casa, sentí una punzada en la cabeza y empecé a ver borroso, sentía que me caía, pero enseguida se pasó. Al llegar a mi casa, lo primero que hice, como siempre, fue ir al aseo, toda la mañana fuera de casa tiene sus consecuencias y más cuando los baños de la universidad se limpian una vez al mes. Cuando entré al aseo y me miré al espejo vi mis ojos rojos, pero no enteros como si se estuvieran ensangrentados, sino el iris. Me asusté un montón, no sabía que hacer, cuando de repente apareció un señor trajeado de unos 35 años. En ese momento tenía ganas de salir corriendo y llamar a la policía y a una ambulancia, en ese orden. Pero antes de pensar algo me dijo que me tranquilizara, que me explicaría porque tenía el iris rojo. No tenía más remedio, era tres veces más grande yo, así que me senté y escuché.
Me explicó que tener los ojos rojos es un efecto secundario de la magia, que yo era bruja... No voy a detallar mucho esto, pero se resume en confusión. Al principio no me lo creía, me demostró su magia y me enseñó a mostrar la mía. Cuando asimilé la noticia me dijo que tenía que irme a una especie de internado-residencia donde los magos jóvenes aprendíamos a usar la magia.
Para que mis padres no sospecharan, les dije que me iba a piso universitario. Una vez allí, me asignaron un compañero.El funcionamiento era un tanto especial. No había profesores propiamente dicho, simplemente los que más sabían enseñaban a los que menos. Mi compañero no sabía mucho, pero sí más que yo, estaba 4 meses dentro, así que me asignaron a él para iniciarme.
El tiempo pasaba e iba aprendiendo muy rápido. Había dos grupos definidos, lo que destacaban en mente y los físicos; lógicamente yo en el ámbito físico no destacaba para nada, de hecho, el compañero que me asignaron para mejorar mi físico pasaba de mí, casi no asistía a las sesiones de entrenamiento y cuando lo hacía, entrenaba más él que yo, resumiendo, físicamente no había mejorado nada.
Sin embargo el compañero que me enseñaba magia, Rubén, era la persona más agradable del mundo.Al principio me ilusionaba la idea de que pudiera surgir una historia de amor entre los dos, sin embargo, ninguno de los dos sentía eso especial por el otro, casi mejor, gané el mejor amigo del mundo. Nos llevábamos tan bien, que los primeros 7 meses todo el mundo pensaba que éramos pareja, tanto que casi pierde a su actual novia porque ella sentía celos de mí. No hubo problema ya que al hablar con ella le aclaré lo que había entre nosotros y decidió darle una oportunidad, todavía siguen juntos, 5 meses llevan ya.
Era feliz, aunque todavía no encontraba la manera de rehacer mi vida amorosa, me sentía a gusto allí.
Lo era hasta que me lo encontré por la calle. Cuando lo vi pensé en saludarlo e irme triste, sin embargo cuando me vio se quedó parado y me apartó de la multitud. Me preguntó que me pasaba en los ojos, por qué los tenía rojos. Mi cabeza se quedo en blanco, solo los magos podían ver los ojos rojos en los otros magos, era una especie de código.
Salí corriendo, no podía creérmelo, él mago...
Cuando se lo comuniqué a los superiores tardaron muy poco en traerlo. La mala noticia se acercaba, como yo lo conocía y tenía grandes conocimientos, me asignaron como su compañera. Por mucho que me negara no hubo manera de evitarlo.
Reencontrarme con el ha sido difícil. Los primeros días han sido clases básicas por lo que he esquivado al máximo el tema de nosotros. No obstante, he tenido que enseñarle la lección de protegerle en el sueño, lo que significa dormir con él. No sabía que hacer, ni que decir, simplemente le dije que se durmiera para que pudiera atacarle mientras dormía, sin embargo, no sé por qué no podía dormirse así que esa noche fue la más incómoda e inútil que he tenido los últimos 5 meses, no obstante, no hablamos de nada, ya que tenía que intentar dormirse y no podía hablar.
El problema fue el otro día. Me tocaba enseñarle bloqueo mental y como introducirse en la mente de los demás.
Aunque hablamos lo justo para enseñarle como tenía que hacerlo, primero me tocaba introducirme en su mente para que aprendiera a bloquearla, pero como es lógico no funcionó. Al estar dentro, vi cosas que no quería ver, y mira que se lo avisé: "Piensa cosas sin sentido para que no vea cosas privadas", seguía siendo tan simple que dejó la mente en blanco. Aunque tenía miedo de ver escenas con otras chicas y de fiestas que se hubo dado, le vi sufriendo y viendo fotos nuestras. Quería morirme, ¿por qué después de un año sigue pensando eso?.
Ahora era su turno, y yo tenía que dejarlo lógicamente, para que practicara, pero estaba tan nerviosa que me costó muchísimo ocultar mis pensamientos. Por eso, cuando terminó me dijo que no había visto nada claro, que lo había hecho mal. Yo podría haberle dicho que sí, que lo había hecho mal, pero siempre he sido buena persona así que le conté la verdad; eso es lo que ocurre cuando alguien quiere ocultar sus pensamientos pero no lo consigue del todo, cuando más borroso sea el recuerdo, mejor lo oculta, pero él vio algunos pensamientos que yo no quería.
Tras éste momento, mitad incómodo mitad intrigante, empezó a hablar conmigo, a preguntarme como me había ido todo. Yo decidí contarle mi experiencia en el internado, y cuando le conté que mi entrenamiento físico era nulo, se ofreció a ayudarme. Él estaba en forma, todo este tiempo se había apuntado al gimnasio y estaba muy fuerte. Al principio me negué lógicamente, pero cuando insistió acepté porque sé que es muy importante entrenarse para una pelea.
Continuará...